Sinopsis

Hay personas que pasan la vida entera en un mismo trabajo, viviendo en la dirección de siempre, soñando con mudarse de país o esperando que la suerte les sonría. Nos pasamos la vida entera replanteándonos la vida. Es una expresión recurrente, terca, familiar a todos. Forma parte de nuestro vocabulario y del catálogo de nuestros propósitos. Sobre todo, nos pasamos la vida entera esperando un amor que dure….La Vida Entera. Y ese es el nombre de esta historia de amor. Pero vayamos más allá:

Todos le dicen ‘Kotufa’ a “Julieta Torres”. Por explosiva, por temperamental, porque es su menú contra la tristeza, y porque es su nombre de guerra cuando le dibuja sonrisas a algún niño. ‘Kotufa’ es una estudiante que quiere hacer una tesis de grado sobre el hombre de su vida. Sólo que aún no sabe que ese es el hombre de su vida. “Salvador Duque”, periodista de los mejores, ha sido siempre su ídolo, pero ahora se convertirá en su insomnio. Porque, estemos claros, el amor no es otra cosa que un largo y sobresaltado insomnio. El detalle a considerar es que esta es una historia de amor entre dos personas que no tienen nada en común. O casi nada, salvo dos cosas: el periodismo y las ganas de pasar la vida entera juntos.

Porque resulta que ‘Kotufa’ y “Salvador” son cualquier cosa menos almas gemelas: él ama la carne, ella delira por los vegetales; él odia dormir, ella bosteza sin remedio; él añora la playa, ella sueña con montañas… No son precisamente tal para cual, medias naranjas, ni personalidades afines. ¿Acaso los contrarios no se atraen? Sí, inicialmente, pero ¿por cuánto tiempo? La gran pregunta que va a perseguir sin clemencia a nuestros personajes es: ¿Pueden dos personas totalmente distintas entre sí amarse la vida entera?

Agreguemos que ‘Kotufa’ tiene un defecto de fábrica: es insoportablemente bella. Eso hace que todos los hombres subestimen su inteligencia y se obsesionen sólo por llevarla a la cama. “Salvador” también tiene un defecto: es adicto a la libertad, un verdadero nómada que jamás pensó en estacionarse en los ojos de una sola mujer. En síntesis: ella es demasiado bella, y él demasiado libre. Y como la vida le tiende emboscadas a los grandes amores, ocurrirá el desatino de que “Cristóbal Duque”, el entrañable tío de “Salvador”, se enamorará estruendosamente de la misma mujer. ¿Un detalle más para el cóctel? Tiene nombre de mujer: “Laly Falcón”, una exitosa ejecutiva de ventas cuya mejor oferta es su avasallante sensualidad. “Laly” ha sido la dueña de las mejores noches de “Salvador” y ahora tendrá que ejercer sus dotes de guerrera para mantener su sitial de reina y amante.

Todo esto ocurrirá en las entrañas de Exquisita, una revista femenina de alta factura, donde un puñado de seres humanos lidiarán con los laberintos del amor y los afanes de la vida reporteril, mientras escriben recetas para conquistar hombres, consejos para vencer al tiempo y sus arrugas, horóscopos improbables, crónicas de la vanidad social y tendencias de la moda universal.

La Vida Enteraes una historia sobre el amor a contramarcha, un relato sobre los estereotipos sociales que marcan la piel profunda de la mujer del siglo XXI y explora los estigmas que persiguen a los distintos tipos de mujeres: las bellas, las menos bellas, las solas, las fuera de peso, las exitosas, las poco femeninas, las esotéricas, las divorciadas… Mujeres, pero también hombres, que pasan la vida entera luchando contra las etiquetas que la sociedad insiste en colgarles en su cédula de identidad.

Se trata de hablar, entonces, de la vida y sus pasillos, de los estigmas que la aturden, de los diferentes que se aman y de las inauditas cabriolas del corazón. Pero también de honrar el oficio más polémico y perseguido de estos tiempos: el periodismo; el sitio que suelen habitar los adictos a la verdad, el sitio desde donde se cuenta el mundo y el día a día de la humanidad toda.

Como diría John Lennon, ese gran juglar de historias mínimas: “La vida es lo que te ocurre, mientras haces otros planes”. O como lo dirían ‘Kotufa’ Y “Salvador”: A veces, para conquistar un amor imposible, debemos invertir…la vida entera.

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